cirugia patologia perro
Romeo es un Cocker Spaniel de 10 años de edad y viejo conocido de nuestra clínica. Sus dueños le trajeron a consulta por un problema de hinchazón en la zona ventral del cuello, el bulto no le dolía y era fluctuante. Le hicimos radiografías del cuello para ver a qué estructuras afectaba: afortunadamente el bulto estaba encapsulado y no afectaba a hueso. Posteriormente hicimos una citología con aguja fina del bulto y apreciamos que tenía un contenido líquido de color marronáceo, algo teñido de sangre y de origen inflamatorio. Por su aspecto viscoso y su contenido en mucina pudimos determinar que ese líquido se trataba de saliva. Drenamos con la aguja más de 15 ml de líquido.

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Estas colecciones de saliva llamadas mucoceles se pueden dar en el cuello, debajo de la lengua (ránula), en la zona submandibular, e incluso ocasionar protrusión del ojo y estrabismo ocular, dependiendo de la glándula salivar que esté afectada.
La razón por la que se acumula saliva en el tejido alrededor de la glándula es porque hay una fisura en el sistema de canalización de esa saliva hasta la boca. Generalmente suele ser producida por un trauma, un golpe en la zona facial que hace que se rompa el conducto y que la saliva salga produciendo además una reacción inflamatoria del tejido circundante. Aunque menos frecuente, también se pueden ver mucoceles consecuencia de tumores en la zona.

Volvamos a Romeo, en este caso el bulto estaba localizado en la zona cervical ventral, por lo tanto se trataba de un mucocele cervical. Aunque lo drenamos completamente el día que se hizo el diagnóstico, este volvió a aparecer en menos de 48 horas, y aunque a veces el drenaje es la solución al problema, en la gran mayoría hay que recurrir a la cirugía para llegar a la solución definitiva. En el caso de Romeo los dueños nos contaron que poco más de un día después de vaciarle el mucocele, ya se había vuelto a llenar.

La cirugía consiste en extirpar la glándula salivar cervical y la sublingual a la que está estrechamente relacionada y que generalmente suele ser el origen de la patología. Extirpar estas dos glándulas salivares no causará problemas de producción de saliva ya que el perro tiene cuatro pares de glándulas salivares mayores.
La cirugía es delicada debido a que estamos en un área por la que pasa la vena yugular y el nervio lingual, y hay que tener cuidado de no dañarlos. En la clínica contamos con electrobisturí en el quirófano, que facilita bastante este tipo de cirugías y ayuda a que no haya sangrado, y por lo tanto menor reacción inflamatoria en el postoperatorio.
Una vez resecadas las glándulas mandibular y sublingual de Romeo, junto con un ganglio adyacente, procedimos a vaciar nuevamente el mucocele y dejamos colocado un drenaje. Después colocamos una gasa de compresión en la zona de la herida quirúrgica y un vendaje alrededor del cuello. Mandamos el tejido extirpado a biopsiar.

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Romeo tuvo un buen postoperatorio, empezando a comer comida blanda al día después de la cirugía. A los 5 días quitamos el drenaje, y a los 10 el vendaje, comprobando que ya no se acumulaba líquido en esa zona.
El resultado de la biopsia diagnosticó un linfangioma, un tumor vascular cuya malignidad suele ser local siendo improbable la metástasis a distancia. En el caso de Romeo ya que extirpamos el tejido afectado dejando márgenes, y también resecamos el ganglio regional, la cirugía se considera curativa, no obstante, realizaremos una vigilancia y seguimiento periódico del caso.

Directora de la Clínica Veterinaria El Arca de Noé. Licenciada veterinaria por la Universidad de Léon y postgrado por la Universidad Autónoma de Barcelona. General Practitioner Certificate Programme in Small Animal Surgery de Improve International y miembro del grupo de trabajo de cirugía veterinaria de AVEPA

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